lunes, 27 de mayo de 2013

El Confital, finales de los 90


Me ha hecho mucha ilusión encontrar esta imagen entre mis viejas diapositivas, de la que diría que fue mi primera sesión de fotos desde el agua en El Confital, con las chabolas al fondo, con mi cámara metida en una de esas bolsas de plástico Ewa Marine.
La foto está movida, el foco está en el fondo en vez de en el sujeto, yo no estaba muy bien colocado y el encuadre está bastante descontrolado, pero no se si es por nostalgia, pero me gusta la foto. En cualquier caso, como en aquella época apenas había nadie haciendo fotos de surf y todavía menos desde el agua, siempre he tenido la sensación de que tenía que guardarlas aunque no fuesen muy buenas, porque era la documentación de una época del surf en Canarias, que al contrario de lo que hoy sucede, muy poca gente estaba documentando.

martes, 21 de mayo de 2013

martes, 14 de mayo de 2013

Tarragona desde el mar


Empieza la temporada de verano; en las salidas invernales no me he estado llevando la cámara y cuando me he decidido a hacerlo, ni la he sacado de la bolsa por el mal tiempo, pero llegado el verano el tema va cambiando, hoy ha sido en primer día que hemos tenido la compañía de otros veleros navegando y aunque una buena brisa obligaba a concentrarse en la navegación, ya llegando a puerto el tema se ha relajado un poco y me he animado a sacar la cámara. Era una perspectiva de la ciudad de Tarragona que tenía ganas de fotografiar desde hacía tiempo y aunque esta no es la foto que tenía en mente, me sirve como primer intento. 
Una vez en puerto, unos merecidos instantes de relax estirado en cubierta, adormecido escuchando el rítmico repiqueteo de algún cabo contra el mástil de aluminio y mirando los mástiles y obenques recortados contra un espléndido cielo azul. Una siesta de esas que apenas parece un parpadeo pero que sienta estupendamente.


sábado, 11 de mayo de 2013

Surf en Tarragona

Creo que ya hace al menos dos semanas de la última sesión de surf por estos lares, yo todavía pensaba que cuadraría una buena sesión de primavera antes de las calmas estivales, pero empiezo a temer lo peor y reconozco que se me hace difícil ponerme a editar fotos de surf al ver tan lejana la posibilidad de coger olas. Tal como está el tema creo que cuando atraque mi primer banco en vez de comprarme un longboard me compraré un skate.




Sobre estas líneas podemos ver un "patito" al más puro estilo Mediterráneo, creo que es una técnica de motivación, aunque la ola apenas supere el cuarto de metro, uno al ver la espuma delante, en vez de hacer el patito propiamente dicho, suelta la tabla y bucea bajo la espuma, como si fuese un muro infranqueable y así se tiene la sensación de estar ante olas más grandes de lo que son en realidad.


lunes, 6 de mayo de 2013

Fotógrafo en Tarragona

Ya han pasado un par de meses largos desde mi vuelta a Tarragona, así que me ha parecido un buen momento para hacer un pequeño resumen fotográfico de lo acontecido durante este tiempo:



He tenido el placer de hacer algunas colaboraciones con las estupendísimas Laura y Victoria, de la empresa Mermeladadexocolate.


La boda de mi hermana, donde por supuesto también hice algunas fotos.


Neko, uno de los amigos de cuando empecé en el windsurf, tiene una empresa de pintura y reparación de barcos, Fibramar, con los que también he empezado a colaborar y en la que, como se puede ver en las fotos, hacen un trabajo fino fino.

David, uno de mis mejores amigos de infancia y uno de los mejores relaciones públicas que he conocido en mi vida, tiene con su hermano Dani (un cocinero de película) el restaurante Mas Folch, una fantástica masía modernista que además de traerme cantidad de recuerdos de infancia jugando entre los cerezos y olivos, es un lugar estupendo para la celebración de bodas y cualquier tipo de eventos.


La colaboración el día de Sant Jordi con Amicsdelagentgran, fue una experiencia enormemente gratificante.


Siempre me han llamado la atención los graffitis y no hago una escapada a Barcelona sin la cámara, pues siempre hay alguno interesante.

Por supuesto, también han habido excursiones, que con lo gordo que estoy, andar me va de maravilla, aquí en El Pont del Diable.



Llegar en pleno mes de febrero a Tarragona, implica sin lugar a dudas al menos un par de calçotadas con la familia.


Y por supuesto, siempre que han salido olitas, ya haya sido con viento, frío, buen tiempo, lluvia o casi de noche, no he faltado a mi cita con el mar.
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