sábado, 2 de marzo de 2013

Gélida mañana de marzo

En este caso, la utilización de la palabra "gélida" no es un recurso literario para decir que hacía mucho frío, es literal, al llegar al coche los cristales estaban totalmente congelados y de hecho he salido un poco más tarde de lo previsto porque no ha sido tan fácil deshacerme de esa fina pero persistente capa de hielo y poder ver con cierta claridad a través de ellos, pero ha valido la pena el madrugón, el frío y todo; las olas aunque no eran grandes, estaban ordenadas y peinadas por una brisa offshore casi imperceptible y el cielo totalmente despejado, con lo que el sol al poco de entrar al agua ya empezaba a calentar y he estado disfrutando en soledad de esas condiciones (que me recordaban a esos amaneceres glassy en California que tan bien capta Morgan Massen) algo más de dos horas, la fuerza estaba bajando con lo que a una primera sesión de surf, cuando el cansancio hacía mella y las olas disminuían, le ha seguido una sesión de bodysurf para ya dejarme exhausto y casi saciado tras tres días seguidos de olas, algo que no había imaginado ni en mis mejores sueños que pudiese suceder en esta zona del Mediterráneo.


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